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María, la mujer que sobrevive a la pandemia hurgando en la basura

Rescatar comida y objetos que desechan vecinos de la colonia Juan C Doria es la forma en que la mujer de 50 años sobrevive en la pandemia

Escrito en HIDALGO el

PACHUCA.- Entre las 10:00 y 11:00 de la mañana, María Jessica llega a buscar “cosas de valor” y alimentos del basurero que se ubica entre los edificios Almez y Olmos, de la colonia Juan C. Doria, ubicada al sur de Pachuca.

El último jueves de diciembre, sin más protección que su piel, María abrió las primeras bolsas de plástico que desde anoche sacaron vecinos a la calle, para que el camión recolector se las llevara.

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La mujer de pelo blanco que viste una chamarra amarilla y un pantalón negro encontró cajas de películas DVD, unos zapatos, unas chanclas y una muñeca de porcelana sin cabeza; además, unas tortillas duras que aún estaban envueltas en papel y dentro de una bolsa de plástico.

Esas las puse ahí (aparte). ¿Sabes qué les hacemos (a las tortillas)? las llevamos (a la casa) y luego cuando hay jitomates y chiles hacemos unos chilaquiles. Se doran muy bien y se hacen muy buenos los chilaquiles. Cosas que ya estén echadas a perder ya no se comen ni se les da a otra persona, porque da vergüenza”.

Su nombre completo es María Jessica Fernández Flores y tiene 50 años. Es originaria de Almoloya y se gana la vida hurgando entre la basura. No dice si vende las chácharas que encuentra, solo comenta que las lleva a su casa, en la colonia Rovirosa, donde vive con su mamá. 

“Venimos a Pachuca porque dijo mi mamá que acá se podía estudiar. Me trajeron a los cinco años… sé leer y escribir”, comenta al reportero que esa tarde la abordó. Sin embargo, no dice más, evade preguntas de su vida personal y solo dice que las cosas que junta se las lleva a su casa, donde les da un uso.

En Almoloya no sufríamos de agüita para beber y lavar los trapos, allá hay hartita agüita… Mira, me encontré unas chanclitas. Me las puse pero no me quedaron. Acá encontré unos zapatos, quizá a usted sí le quedan… están nuevos”.

Acto seguido, María Jessica se agacha y toma una caja de cartón de la que saca y acerca al reportero un par de zapatos negros desgastados de hombre que un vecino de la colonia C. Doria tiró a la basura. También, acerca una muñeca de porcelana vieja y sin cabeza.

“No tiene su cabecita. Ya está difuntita. Estaba bonita, pero le quitaron la cabecita, ya no sirve…”, dice y la vuelve a poner, sutilmente, en la caja. A lo lejos, Magdalena, otra mujer pepenadora que viene de Apan, se acerca a hurgar la basura… mientras María Jessica habla y continúa hurgando entre la basura.

POBREZA EXTREMA, MENOS VISIBLE EN ZONA URBANA

De acuerdo con Adrián Galindo Castro, doctor en sociología e investigador de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH), la pobreza extrema es menos visible en zonas urbanas e incluso, este problema social se puede agravar con la pandemia de covid-19.

Existen varios tipos de pobreza, aunque la más drástica es la alimentaria, cuando las personas no tienen ni siquiera el suficiente recurso para proveerse de alimentos. Está pobreza extrema es menos visible en las ciudades y prácticamente se presenta en todas las ciudades del mundo”.

A diferencia de las zonas rurales, donde hay más paliativos para atender la pobreza, en las ciudades “tal pareciera que no existen, pero, lo que pasa es que se esconde o nosotros mismos nos volteamos para no verla”.

Adrián Galindo Castro, es doctor en sociología por la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM); aunque gran parte de su trayectoria la ha realizado en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).

Actualmente pertenece al cuerpo académico de Problemas Sociales de la Modernidad de la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) y ha realizado diversas publicaciones sobre la pobreza en el estado.

MUJERES SON MAS SUSEPTIBLES A LA POBREZA EXTREMA

Así como el caso de María Jessica, dentro de la población vulnerable, dijo el especialista de la UAEH, hay una cuestión de género: son más pobres las mujeres que los hombres; además, son más vulnerables a padecer pobreza las niñas y las mujeres adultas mayores que las jóvenes.

También hay una cuestión técnica que son más proclives a ser pobres las mujeres indígenas que las mujeres mestizas. Entonces, aquí hay una cuestión de probabilidad: si es mujer, si es niña o anciana e indígena, las reglas del juego del modelo de la economía actual facilitan que estas personas caigan en la pobreza extrema”.

Adrián Galindo explicó que el modelo económico y política social tradicional favorece a los hombres, pues “se les prepara para ingresar al mercado laboral y entonces de alguna manera estamos ya programados para que se tenga un trabajo y que obtenga un ingreso para sostener una familia”.

Pero, en el caso de las mujeres “se les educa para el bienestar, para estar en la casa y cuidar a los niños o cuidar a los ancianos; incluso para proveer al hombre, que sale a trabajar. Al estar en desventaja ante los hombres, el trabajo que llegan a desempeñar las mujeres se centra principalmente en el quehacer de las casas, es decir en el servicio doméstico, y cuando ya son viejas, pueden caer en la indigencia”, señaló.

POLITICAS ASISTENCIALES SON BOMBERAZOS

Las políticas públicas para el abatimiento de la pobreza por parte de los gobiernos, dijo el especialista, son “bomberazos que a veces funcionan”, como la entrega de despensas y ayudas sociales.

Sin embargo, una alternativa que podría aminorar las necesidades de la gente en situación de pobreza extrema sería la participación de otros sectores productivos de la zona.

Por ejemplo, en Estados Unidos hay un gran sector de voluntarios que reparten alimentos a las personas en situación de calle; este apoyo se da desde las cadenas restauranteras que donan alimentos que les sobran.

PANDEMIA AGRAVA SITUACIÓN

El sociólogo indicó que esos alimentos que ya no tienen un valor para los restaurantes pudieran ser donados para las poblaciones vulnerables. Sin embargo, esto podría no concretarse debido a la situación actual de la pandemia de covid-19.

Es una situación muy difícil porque precisamente los restaurantes no han tenido ventas. Esto se convierte en un problema porque repercute a los sectores que todavía pueden comprar o adquirir alimentos y eso afecta a otros comercios ya no preparen tanto tantas ventas entonces es una estrategia de que un restaurante sabe que no a vender lo suficiente no lo compra la mercancía no las prepara y bueno van a escasear ese tipo de donaciones”.

Fotografías y video de José Antonio Alcaraz


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