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Lidia llegó al IMSS de Tula por un infarto; sobrevivió a la inundación

La mujer de 81 años sería trasladada a la CDMX la noche del 6 de septiembre, pero no logró salir sino hasta el día siguiente que fue rescatada de la inundación

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Escrito en HIDALGO el

PACHUCA. - Lidia Espinosa Ruíz de 81 años de edad fue internada por un problema en el corazón la noche del 6 de septiembre en el IMSS de Tula, llegó a urgencias un par de horas antes de que el río se desbordara e inundara el hospital. Por su estado grave de salud no recuerda parte del desastre, pero su nieta Nayeli narró cómo sobrevivió su abuela desde que ocurrió la inundación y hasta que fue trasladada al hospital de La Raza con el diagnóstico de un infarto y necesitando un marcapasos para vivir.  

La mujer de la tercera edad llegó casi por coincidencia a Tula pues, aunque es hidalguense, no es originaria de este municipio que quedó sumergido en aguas negras.

Lidia, en realidad, es oriunda de Atotonilco de Tula y en ese lugar habita desde niña. En aquel municipio también está inscrita como derechohabiente de la clínica 7 perteneciente al Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS).

Sin embargo, la tarde del lunes 6 de septiembre estaba de visita con unos familiares en el municipio de Mixquiahuala cuando comenzó a sentirse mal. La trasladaron al nosocomio de Cinta Larga donde lograron estabilizarla de un infarto, pero después la remitieron al Seguro Social para atención especializada.

El hospital más cercano del IMSS era el ubicado en Tula y por eso Lidia llegó ahí y no al de su lugar de origen en Atotonilco, narró su nieta Nayeli León Huitrón.

La adulta mayor fue ingresada en ambulancia al área de urgencias entre las 9 y 10 de la noche. En ese momento aún no se registraba el desbordamiento, pero Nayeli recuerda que a esas horas ya llovía fuerte en la región y que el cauce del río que está a menos de 300 metros del hospital, sonaba con fuerza.

DE URGENCIAS AL ÚLTIMO PISO

Mientras Lidia estaba en el área de choque del IMSS, su nieta que la esperaba afuera comenzó a ver que el agua se acumuló al ras de las banquetas que rodean el nosocomio. Después el líquido aumentó de nivel hasta llegarle a la altura de las rodillas.

Al tiempo que el río se desbordó, Nayeli recuerda que un doctor se dirigió al área de espera a pedir a los familiares ayuda para mover a los pacientes, entre ellos a Lidia.

Un doctor, no recuerdo su nombre, él empezó a decir que ayudáramos a las enfermeras a mover a nuestros familiares y a los demás pacientitos, que si podíamos apoyar a otros enfermos los hiciéramos (…) en un abrir y cerrar de ojos la verdad el agua ya nos llegaba arriba de la rodilla, todos se movilizaron rápido, los doctores estaban subiendo a los pacientitos por las escaleras porque obviamente no se podía usar el elevador”.

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Todas las personas que estaban en el hospital movilizaron a los enfermos al segundo piso en el área de medicina familiar hasta el que el sistema de electricidad colapsó, a partir de ahí comenzaron a usar las lámparas de los celulares.

“Muchas familias en redes sociales se quejaron porque los pacientes estaban en el piso, en cartoncitos, pero arriba donde se reguardaron es medicina familiar, solo son consultorios, no había equipo, nos quedamos sin luz, llegó el momento que parpadeó y nos quedamos sin energía”.

Sin luz y con los pocos medicamentos que logró rescatar el personal de salud, la abuela de Nayeli pasó la noche con la frecuencia cardiaca baja y sin estar conectada a ningún aparato, las enfermeras solo le tomaban el pulso de forma manual. 

Me decían que no me preocupara, que la frecuencia cardiaca de mi abuelita era baja, pero con medicamento se mantendría, las enfermeras me dieron mucho aliento”.

Antes de la inundación, los médicos de urgencias ya le habían notificado a Nayeli que Lidia estaba grave y necesitaba un marcapasos para sobrevivir, por eso sería enviada al Hospital General del Centro Médico Nacional La Raza, localizado en la Ciudad de México, a unos 95 kilómetros de Tula.

El viaje ya no se logró por la inundación y fue hasta la mañana del 7 de septiembre cuando rescatistas sacaron a Lidia del IMSS para trasladarla a Pachuca, la capital de Hidalgo.

“Cuando a mi abuelita la reciben en Tula el doctor me dijo que no la podían tener ahí porque ella necesitaba ser trasladada esa misma noche al hospital de La Raza, pero después de lo que me dijo el doctor, como a la media hora, se empezó a inundar y a mi abuelita ya no se la pudieron llevar”.

Las autoridades federales y estatales que llegaron al nosocomio la mañana del martes hicieron un censo de los pacientes, la adulta mayor fue catalogada como tres de los pacientes más graves, dijo Nayeli.  

Los tres pacientes más graves fue de los primeros que sacaron, era un señor y dos señoras, entre ellas mi abuelita (…) no sé cómo se llevaron a mi abuelita porque a los familiares no nos dejaron acercar por el trabajo de los rescatistas”.

A Nayeli la sacaron del hospital entre las 12:00 y 12:30 del día, bajó por una escalera, abordó una lancha y después la trasladaron en un camión anfibio hasta el Hotel Sharon de Tula, donde ya la esperaba otro vehículo que la transportó hasta la clínica 1 del IMSS de Pachuca, donde se llevaron a su abuela.

DE PACHUCA A LA RAZA

Cuando Nayeli llegó a la capital, ya no alcanzó a su abuela. Ahí le informaron que sí llegó, pero debido a su estado de salud fue trasladada de urgencia a La Raza, como se lo había informado previamente el personal médico del IMSS Tula.

A la Ciudad de México la mujer llegó a buscar a su familiar cerca de las 19:00 horas, sin dinero y con la ropa con olor a humedad.

En el hospital ya la esperaba una trabajadora social y doctores para firmar papeleo sobre el ingreso y cirugía de la adulta mayor.

SOBREVIVIÓ

Ocho días después, Lidia fue dada de alta. El 15 de septiembre le informaron a Nayeli que ambas podrían salir del hospital y que ya no era necesaria la colocación del marcapasos porque el corazón de la adulta mayor latía por sí solo.

Me puse contenta después de todo lo que vivimos, nos tocó la inundación e incluso el sismo en la Ciudad de México. El doctor me dijo que con el medicamento que le estaban recetando y los cuidados mi abuelita se iba con nosotros a casa, que ya no iba a ocupar el marcapasos como lo habían determinado días anteriores”.

Debido al estado de salud en el que ingresó al IMSS de Tula, Lidia no recuerda la inundación, ni que se mojó con aguas negras, solo sintió el sismo que se registró el 7 de septiembre, pero cuando ya estaba internada en La Raza.

"Mi abuelita dice que de lo mal que estaba ella no se enteró que el hospital se inundó. Yo hasta le digo: ‘pero si te mojaste, hasta me dijiste que te dolía el pie’. Ella no se acuerda, solo recuerda cuando estaba en el hospital de la Raza, sobre el sismo, eso sí lo platica, pero de la inundación no se acuerda de nada”.

A más de un mes de la inundación y de que Lidia fue dada de alta del hospital, lidia continúa con su alimentación libre de grasas, sales y carne de cerdo, le recomendaron no hacer corajes, ni esfuerzos físicos y tiene cita abierta en su clínica familiar de Atotonilco de Tula en caso de algún malestar en su corazón.


MAI