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Javier, el niño hidalguense de tres años que sueña con ser Volador de Papantla

Mientras que muchos niños se ilusionan con los superhéroes, Javier Ballinas, un pequeño de tres años, sueña con convertirse en Volador de Papantla

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PACHUCA. - Javier Ballinas Montiel, un pequeñito de Hidalgo con gustos peculiares y fuera de lo común, pues, mientras otros niños quieren ser como Superman o Spider Man, él es feliz siendo Volador de Papantla.

Tan es así que, para celebrar su cumpleaños número tres, pidió a sus papás que lo vistieran como un “hombre águila” de la cultura Totonaca, como él los llama. Hoy a sus tres años y 10 meses, mantiene una profunda admiración por los Voladores de Papantla, que hasta recrea con figuras de Lego y personajes de Minecraft.

Desde muy pequeñito empezó a manifestar su gusto por los Voladores de Papantla. Él es, como todo niño, travieso, le gusta jugar, correr, brincar y los dulces. Solo que desde pequeño comenzó a manifestar un interés muy profundo por esta cultura y nosotros lo apoyamos”.

Javier Ballinas, pequeño de 3 años de edad. (Fotos: Ian Lima / LSR Hidalgo)

Así lo expresó Javier Ballinas Rivera, papá del pequeño Volador de Papantla, quien junto con su mamá, Janice Montiel Pimentel, y hermana Valeria Ballinas Montiel (a quien le gusta la gimnasia, dieron una entrevista a La Silla Rota Hidalgo para contar esta historia.

¿CÓMO SURGIÓ SU GUSTO POR LOS VOLADORES DE PAPANTLA?

Inicialmente al pequeño Javier le empezaron a gustar las canciones que escuchaba en la iglesia. A pesar de ser chico, disfrutaba permanecer mucho tiempo en misa, aprendiendo con mucha facilidad los canticos religiosos.

Sin embargo, fue en un viaje familiar que hicieron al estado de Veracruz que Javier tuvo su primer encuentro con sus superhéroes: Los Voladores de Papantla. Tenía tan solo un año de edad cuando ocurrió esto.

Desde su carriola, el pequeño veía las siluetas de aquellos hombres que danzaban en el cielo, colgados de un lazo, y al ritmo de una flauta y un tambor. Pese a su edad, ahí se despertó ese gusto y pasión.

 

Específicamente, fuimos a las ruinas de Tajín y, al salir de estas, había un espacio para apreciar el ritual de los voladores de Papantla… jamás nos imaginamos que ahí nacería este gusto, pues él iba en carreola”, expresó su papá.

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IMPROVISABA ATUENDO DE VOLADOR DE PAPANTLA

Tras crecer, Javier improvisaba sus prendas con pedazos de prendas que encontraba en el guardarropa, sobre todo aquellas color blanco y rojo vivo. Incluso, usaba listones para confeccionar su experimental vestuario.

“En una ocasión se hizo unos huaraches… sí, unos huaraches. No sabemos cómo se le ocurrió, pero tomó unos pedazos de lazo y los comenzó a enredar en sus pies a manera que quedaran como sandalias”, detalló su mamá.

Con ese vestuario era feliz. Danzaba y replicaba los pasos marcando los compases del tambor y la flauta con sus piecitos, tal como lo hacen los hombres voladores, los hombres águilas como él les llama.

También, al danzar, tomaba algunas cosas. Por ejemplo, lápices que simulaban la flauta y el otro palito con el que los voladores tocan un tamborcito; también buscaba algo redondo, simulando el tambor… todo eso lo hacía con una gran naturalidad”, agregó su papá.

SU CUMPLEAÑOS FUE TEMÁTICO

Para festejar su tercer año de vida, Javier pidió que su cumpleaños fuera de los Voladores de Papantla. Para ello, le mandaron a hacer un traje que de inmediato estreno y lució en su fiesta de cumpleaños.

“Cuando juega con sus primos o amigos, él está en otra sintonía. Mientras otros juegan a los carritos, a las luchas o que son superhéroes, Javier está totalmente concentrado en su tema: Voladores de Papantla, pues siempre busca colgar un lazo para el amarrárselo a la cintura”, añadió Janice Montiel.

CON LEGOS HIZO UNA REPLICA

Después de haberle comprado unos juegos de Legos, el pequeño Javier construyó una réplica del palo de madera de los Voladores de Papantla; incluso, hizo la base de los cuatro puntos cardinales donde van los valientes hombres que se lanzan desde lo alto.

Hizo una cruz en la punta del palo de legos. Ahí puso a cuatro muñequitos (de Minecraft) y otro en el centro, replicando lo que es la danza”, añadió Javier Ballinas.

EL PRIMER ENCUENTRO CON LOS VOLADORES

De visita al Pueblo Mágico de Huasca de Ocampo, Javier pudo interactuar con sus superhéroes que realizaban una exhibición en el centro del municipio. Todos notaron la profunda pasión y admiración del pequeño.

El hombre grande, que dirigía al grupo de Voladores de Papantla platicó con el pequeño Javier, quedando sorprendido, agradecido y maravillado por el amor que profesa a esta cultura.

Tiene mucho valor, y sí, es un niño con mucha valentía, nos dijo el hombre, y también nos dijo que lo lleváramos a la escuela de los Voladores de Papantla, en Veracruz, cuando cumpliera ocho años de edad para que se integre. Nosotros, desde luego, lo vamos a apoyar en todo aquello que lo haga feliz”, expresaron los orgullosos papás.

YA LE ECHÓ OJO A LOS HUAHUAS E HINCAS

Al ver un video en YouTube, el pequeño e intrépido Javier ahora está interesado por los Hincas del “Pueblo del Sol”, andinos establecidos en Bolivia, Perú, Ecuador, Chile y Argentina y los Huahuas de Puebla, en México.

Incluso, para su próximo cumpleaños pedirá que le regalen un atuendo de los huahuas, quienes danza en grupo y, cuatro de ellos, se suben una cruz giratoria, a ras de piso, para dar asombrosas vueltas. Sus trajes son similares a los de los Voladores de Papantla.

Javier Ballinas envió un último mensaje a los padres de familia para que no rompan el asombro que tienen sus hijos por sus gustos que van manifestando a lo largo de su crecimiento.

Hay que permitirles ser genuinos y simplemente, nosotros como padres, acompañarlos en esos gustos y la manifestación que tienen. Nunca seamos los padres quienes rompamos con el asombro de un hijo, más bien, hay que fortalecerlo, motivarlo y acompañarlos”, concluyó.

LA LLUVIA DE LA FERTILIDAD DE LA TIERRA

Los Voladores de Papantla también son llamados “Pájaros de la Tierra”. Este ritual nació en el corazón de la cultura Totonaca hace más de 2 mil 500 años y está asociado a la fertilidad de la tierra.

Etimológicamente, Papantla viene de la palabra “Papan” que significa “ave bulliciosa” y “tlan” que significa “lugar”. La danza del volador se conoce como Kos''niin o “vuelo de los muertos” que representa el saludo al Padre Sol y se realiza una petición a la lluvia para que fertilice el suelo.

Son cinco danzantes, de los cuales, uno es llamado “el caporal” y su función es tocar el tambor y la flauta en la punta del tronco. Los cuatro voladores, quienes tienen atados los pies, simbolizan los cuatro puntos cardinales y su descenso hasta el suelo significa la caída de la lluvia.

Los atuendos hacen referencia al plumaje de las aves y sus listones de colores simbolizan el arcoíris que aparece después de la lluvia.


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