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Huérfanos por covid-19 necesitan acompañamiento para evitar traumas

El psicólogo Carlos Hernández explicó que los menores de edad que enfrentan la pérdida de sus cuidadores requieren acompañamiento

Escrito en HIDALGO el

PACHUCA.– Los menores de edad en orfandad, a causa de la covid-19, requieren acompañamiento para evitar traumas que en el futuro obstaculicen el desarrollo de su vida, indicó el psicólogo Carlos Augusto Hernández Armas. 

Durante el diálogo semanal de crianza positiva, que organiza Servicios de Inclusión Integral y Derechos Humanos A.C. (Seiinac), el especialista explicó que el nivel de sufrimiento ante una pérdida depende de factores individuales como redes de apoyo o educación en relación a la muerte.

Sin embargo, puntualizó que cuando la etapa de duelo se prolonga, a su vez se convierte en una pérdida traumática que puede obstaculizar el futuro y desarrollo de la vida de los menores en orfandad.

Por ello, consideró relevante el acompañamiento de la niñez y adolescencia en medida de lo que requiere cada menor y de cómo afronta el dolor tras la muerte de alguno de sus cuidadores. 

Se requiere un acompañamiento profesional cuando existe un trauma. Cuando un proceso no se almacena de manera adecuada se pueden quedar anclados a la pérdida. Cuando el duelo perduró más allá de lo que tenía que perdurar”.

Asimismo, indicó que es importante tomar en cuenta la edad porque varían las características emocionales, pues dijo que una persona de 0 a 5 años no concibe el significado de la muerte y sus características culturales. 

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Mientras que de los 6 a los 12 años, los menores ya saben lo que es morir, pero no les es posible visualizar los efectos de la ausencia de su madre, padre o algún otro cuidador.  

A diferencia en la etapa de la adolescencia, cuando las personas adquieren un pensamiento hipotético y adquieren la capacidad de visualizar las dificultades o carencias a las que puedan enfrentarse.

Finalmente, el especialista recomendó a quienes se quedaron a cargo de infantes o adolescentes en orfandad, que mantengan las rutinas de cuidado a las que estaban acostumbrados los menores para que así se mantenga el ritmo psicológico.


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