CHAPULHUACÁN.- Entre Hidalgo y Querétaro hay un lugar poco conocido llamado el Cañón del Infiernillo, un sitio ideal para las personas amantes de la naturaleza, los deportes extremos y la relajación en el agua.
El Cañón del Infiernillo es el camino a la presa “Fernando Hiriart Valderrama” y se encuentra entre los municipios Chapulhuacán, en Hidalgo, y Pinal de Amoles, Querétaro.
La presa se encuentra resguardada por impresionantes paredes rocosas que llegan a medir hasta 400 metros de altura. En su parte más estrecha se llega hasta el río Moctezuma, que también comparten dichos estados.
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Por su orografía, este atractivo turístico está lleno de aventura, ya que las persona pueden realizar rappel, lanzarse por los toboganes y saltos naturales o atravesar las cascadas; por lo que es un paraíso para los apasionados de los deportes extremos.
Pero también es perfecto para los amantes de la naturaleza, ya que las rocas caprichosas, la luz del sol y el agua crean vistas hermosas. Además, se trata de una zona semidesértica, por lo que pueden encontrar cactus de la región y un clima cálido.
Lo visitantes recomiendan llevar calzado para agua, comida, agua y ropa cómoda, así como ir acompañados por expertos en la exploración de este lugar y acampar por la noche para ver los paisajes bajo el cielo nocturno.
El comienzo de la ruta del Cañón del Infiernillo está a una hora del Pueblo Mágico Zimapán (Hidalgo) o a 15 minutos desde Pinal de Amoles.
Cabe mencionar que no es un lugar de fácil acceso al turista, pues hay que realizar una caminata de cinco horas, dos de bajada y tres de subida por caminos no trazados.
Al Cañón del Infiernillo se le atribuyen hechos mágicos, ya que la población asegura que se observan esferas de luz a veces y se escuchan ruidos extraños de noche e incluso se dice que está habitado por duendes.
emh