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"Enfermeras lloraban porque no podían salvar a todos": la tragedia en IMSS Tula

Al momento de la inundación, en el hospital del IMSS en Tula había 54 pacientes (15 de ellos murieron) y 106 trabajadores, entre personal médico y de limpieza

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Escrito en HIDALGO el

TULA DE ALLENDE. – Veinte minutos tardó el agua en entrar a todas las áreas del Hospital General de Zona número 5 del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Tula la noche de la inundación. Entre el personal y familiares de pacientes pusieron a salvo a varios, pero no alcanzó el tiempo para realizar las maniobras de desconexión respiratoria en cuatro de los más graves de covid-19. Otros 11 fallecieron porque no hubo oxígeno suficiente.

La noche de la inundación JR (se omite su nombre a petición de ella) tuvo guardia en ese hospital, parecía ser una noche larga pero común. Uno de los familiares de un paciente de urgencias intentó llamar a su hogar porque leyó en Facebook que serían evacuados quienes vivieran cerca del río Tula, no hubo conexión. Ahí notaron que algo no estaba bien.

Poco antes de las 12 de la noche el agua entró, otros familiares de pacientes pidieron escobas y jaladores para sacar lo que se había metido al área de triage, rápidamente subió hasta las rodillas, en ese momento se organizó el personal para trasladar a los pacientes al segundo piso.

Fue cosa de 20 minutos que se inundó todo muy rápido, lo que hicimos fue ponernos bolsas de basura en los zapatos pero estaba muy fuerte el agua y no sirvieron. Fuimos a urgencias a ver que no se nos olvidara nadie, agarramos lo que pudimos: sábanas cobijas, medicamento para el dolor, guantes, jeringas y nos subimos. Cuando bajamos de nuevo, el agua ya estaba en las escaleras”.

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En ese momento se encontraban en el hospital 54 pacientes y 106 trabajadores, entre personal médico, de enfermería, camilleros, laboratoristas, higiene y limpieza.

El agua invadió el área de choque, se mojaron todas las cajas de diálisis hasta quedar inservibles.

Primero subieron los recién nacidos, después los pacientes en recuperación de cirugía, luego el resto del piso porque tendrían más fuerza para subir. Hasta el final, los enfermos de covid-19.

Debido a que el virus tiene una alta contagiosidad, ellos subieron en último lugar, la entrevistada narró que para este momento el agua y el estado en el que se encontraban varios de ellos los hacía más pesados, lo que complicó mucho las maniobras para salvarlos. Ésta área es la más alejada, por lo que asumieron que el agua tardaría en llegar hasta ellos.

Los pacientes que tienen asistencia ventilatoria están conectados con un tubo en la tráquea para respirar de forma mecánica, ya que no pueden hacerlo por sí mismos. Para retirar el tubo es necesaria una maniobra de precisión para no lastimarlos; al mismo tiempo, los médicos deben suministrar medicamentos para que despierten y comiencen a respirar.

Algunos se apoyan del globo para sustituir la respiración, no obstante, la maniobra se realiza por poco tiempo debido a que la cantidad de oxígeno que requieren es mayor.

Cuando estábamos acomodando a los otros pacientes escuchamos que subieron las enfermeras y doctoras llorando porque pues… no los habían podido salvar a todos. A parte, a las doctoras que estuvieron en área covid, el agua les llegó hasta el cuello en el momento que entraron a salvarlos”.

En el hospital había 26 pacientes diagnosticados positivo al virus SARS-CoV-2, cuatro se quedaron abajo, atrapados en el agua, fueron los primeros fallecidos.

UNA NOCHE LARGA

A lo largo de la noche, 11 pacientes más perdieron la batalla. Sin tanques de oxígeno, ni energía eléctrica, entre gritos y llantos apagaron sus voces.

Actualmente, todo el personal está aislado de forma preventiva en espera de descartar un posible contagio de la enfermedad.

“Afortunadamente los pacientes de urgencias se portaron muy bien, entendieron la situación. Los familiares igual, en lo que podían nos ayudaban. Había personas menores que estaban llorando y entre todos ayudamos a calmarnos. La verdad a uno no le daba tiempo de llorar o desahogarse, es una situación de emergencia”.

En el segundo piso del edificio únicamente hay consultorios y las oficinas administrativas. Sin insumos, apenas con los que habían cargado en un carrito, empezó la larga espera para ser rescatados.

No hubo persona que no apoyara, por eso pudimos hacerlo muy rápido, las sábanas y todo lo poníamos encima de los pacientes para subirlos, en ese momento no te pones a pensar en el peligro. Había luz, podía haber un corto”.

A las 15 defunciones se sumaron dos más, de hombres mayores que acudieron a la sala de urgencias por atención, pero debido a la inundación tardaron mucho para ser atendidos.

El cansancio no podía vencerlos, pasaron la noche en alerta, sin energía eléctrica, ni señal en los teléfonos aguardaron con los pies mojados y en espera del amanecer.

A CONTRA CORRIENTE: EL RESCATE

Pasaron la noche entera entre la oscuridad porque usaron sus baterías de teléfono para alumbrar la atención de los pacientes. Sin comida, ni agua para beber, ni siquiera para usar el baño y apenas con dos sanitarios disponibles para todos. Con la incertidumbre y el miedo sobre cuándo llegará el rescate.

Ella describió que, para calentar la leche para los bebés, usaron alcohol y un encendedor para entibiarla y darles sus tomas de comida. Esta fue la noche en el hospital.

Frente a este hospital adscrito al Instituto Mexicano del Seguro Social hay un hotel, ahí había más personas que estaban en espera de que alguien llegara a auxiliarlos. Cuando el sol salió ellos les dieron las primeras botellas de agua.

Las personas que estaban arriba del hotel nos empezaron a aventar botellas y nosotros las cachábamos con sábanas. Luego llegaron las primeras lanchas de protección civil. Ya por la mañana nos llevaron más agua y más leche para los bebés que teníamos”.

Luego llegaron los pañales para adulto, y otros insumos, ya cuando comenzaron formalmente los rescates les aventaron yogurt, bolsas de pan, atunes y más cubrebocas.

Además de los víveres y los artículos de emergencia, al personal le llegó ropa, ya que habían pasado toda la noche empapados, agradecieron los suéteres, las camisas y hasta los zapatos, porque muchos los perdieron en la noche. Esto pasó de las 8 a las 11 de la mañana.

“De verdad la gente no sabe, les agradecemos hasta los calcetines, cuando llegó la bolsa de calcetines volaron porque todos teníamos los pies fríos. Fueron un poco de corazón”.

Al medio día llegaron las autoridades, el gobernador Omar Fayad acudió con ellos y les anunció que comenzaría el rescate. El personal apoyó en el acomodo de los pacientes por nivel de gravedad, los primeros en irse fueron los recién nacidos, los dos se fueron en una misma incubadora en una lancha.

En la siguiente, se llevaron a las mamás, luego a una niña que operaron de apendicitis, primero salvaron a los enfermos, luego los familiares, después el personal y hasta el final a los pacientes de covid, quienes ya tenían oxígenos instalados.

Extrajeron a 48 pacientes, fueron trasladados al hospital de Tepeji del Río y al de Pachuca y uno más al Hospital de Especialidades de La Raza.

Yo creo que no pudo haberse prevenido, la verdad fue muy rápido, como pudimos actuar, actuamos. No se pudo prevenir algo, hoy quizá a futuro podamos acondicionar y tener un cuarto con insumos médicos, que es lo que más hizo falta. Si hubiéramos tenido eso, hubiéramos hecho más”.

En la charla menciona que, si les hubieran avisado con un poco más de tiempo, podrían haber hecho más. Hasta desconectar a los pacientes que ya no pudieron.

“Todos seguimos conmocionados, fue una experiencia muy fuerte, me da coraje e impotencia, con un poco más de tiempo, pudimos haber hecho más. Pero todos hicimos lo que pudimos. No creo que nadie haya actuado mal”.

CUANDO PASA LA EMERGENCIA

El director General del IMSS, Zoé Robledo, señaló que ni las autoridades del hospital, ni las de la delegación en Hidalgo fueron advertidas, oficial o informalmente, “del fenómeno y de su potencial”.

Cuando llegó el funcionario federal fue quien charló con el personal para determinar lo sucedido, a iniciar los rescates necesarios. Agregó que a los deudos se les apoyó con los gastos funerarios, mientras que otro eje de la atención se centra en los pacientes que rescataron y sus familiares. 

Para ello dispuso módulos en IMSS Pachuca y uno más en un centro de operación en Tula, para dar información sobre la ubicación y evolución del censo de personas que estuvieron en el hospital.

"PEPE YA SE FUE…”

Una de las primeras que pidió informes fue Karina, hermana de uno de los fallecidos durante la inundación.

Refirió que pasó muchas horas de angustia porque desconocía el estado de su hermano, contó que su madre tuvo una crisis nerviosa debido a lo que vio en las noticias, ella fue la primera en anunciar: “Pepe ya se fue… “

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Supongo que como mamás lo saben, se soltó a llorar, se desvaneció en el sillón y cuando se recuperó nos dijo que ya no estaba mi hermano”.

Ellos son originarios de Tepeji del Río, actualmente tres personas más tienen la enfermedad con cuadros simples.

Sus parientes se han dividido en pensar que se pudo hacer algo y entender que la emergencia se llevó el tiempo de actuación del personal.

Yo no creo que haya sido culpa de los médicos, nosotros vimos como subió el agua, no sé si con una alerta antes hubiéramos podido hacer algo, yo quería saber si él iba a volver”.

La familia de Karina no está resignada, piden que se haga una investigación para saber si las autoridades implicadas actuaron a tiempo para proteger a la población.


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