PACHUCA. - Cuesta arriba de la calle El Porvenir, avanzaron cerca de 30 personas y atrajeron la curiosidad de los vecinos de El Arbolito, en la edición 52 del Viacrucis, que pese a la pandemia por coronavirus se desarrolló para apelar a la devoción de los feligreses.
Las ruinas de la antigua mina, que hoy albergan un altar a la Virgen, resguardaron del frío a los cerca de 80 espectadores locales y los escasos foráneos que acudieron a la representación de la sentencia de muerte, otros más los divisaron desde los techos de sus viviendas.
Antes de la primera capa de llovizna, los asistentes subieron hasta el mirador, donde los esperaban dos cruces de madera. El intérprete de Cristo cargó la suya, de 110 kilogramos. Los organizadores privilegiaron la participación de menores como actores.
Este fue un Viacrucis inusual, sin venta de alcohol y con un par de puestos de botanas que emergieron casi al final de concluir la representación, en la que se invitó a mantener la fe, pese a la contingencia.
“Pese a la pandemia que ha querido meter temor a la humanidad, hoy le decimos a ese virus que está acabo, que hoy en el nombre de Jesús va a terminar. El Señor nos bendice a cada uno, hoy nos vamos a entregar con mucha fe”.
Aunque los integrantes de la puesta en escena hicieron lo posible por mantener la sana distancia, fueron los miembros del público quienes no siempre la respetaron. La presidencia municipal de Pachuca dispuso de una patrulla y tres elementos motorizados.
Por la pandemia, este sábado no se llevará a cabo la tradicional quema de Judas, que consiste en prenderle fuego a imágenes hechas de papel y carrizo, de las que cuelgan alimentos y juguetes, por los que se aglomera la gente.
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