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El Suchiate, el “muro” que eluden los migrantes

La mayoría de centroamericanos que buscan cruzar de Tecún Umán a Ciudad Hidalgo, con el argumento de que no se quedarán, son rechazados

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CIUDAD HIDALGO.- Floridalma cruzó, en una balsa, el río Suchiate con la intención de llegar a esta localidad fronteriza de Chiapas, pero a pesar de mostrar su tarjeta de visitante regional (TVR) aún vigente, las autoridades del Instituto Nacional de Migración (INM) le impidieron el paso; se tuvo que regresar a Tecún Umán, Guatemala, con su pequeño hijo.

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De acuerdo con los balseros de la zona, desde el pasado viernes, cuando Francisco Garduño Yáñez, comisionado nacional del INM, anunció el “blindaje” de la frontera sur para evitar el amontonamiento de migrantes y con ello una tercera ola de contagios por covid-19, la afluencia de personas que cruzan del país vecino ha disminuido.

Sin embargo, en toda la orilla del Suchiate se perciben, como mucho, 50 elementos migratorios y como una decena de la Guardia Nacional, suficientes para solicitar documentos y retornar a quienes pretenden pisar tierra chiapaneca.

Fotos Christian González

Aunque hay quienes logran penetrar la endeble “valla humana” policiaco-militar, a Floridalma Martínez López le sugirieron que, si contaba con documentos legales, optara por atravesar por el Puente Internacional “Rodulfo Robles”, el cual se erige sobre el río; “pero ya no lo intentaré hoy, ya después mejor”, confiesa la mujer de tez blanca, quien solo observa cómo su hijo se remoja en las no tan profundas aguas turbias del Suchiate.

Según ella, su intención era acudir a un centro comercial de Ciudad Hidalgo, comprar algunas cosas para su despensa y de ahí retornar a Tecún Umán, “pero está bien, lo acepto, son las disposiciones oficiales, ni modos”, confiesa quien, con tranquilidad muestra su “pasaporte”, y luego se sube a una de las balsas para volver a casa.

Élfego Pantaleón intentó sortear la seguridad y estar en Ciudad Hidalgo, pero también fue “rebotado” por agentes migratorios. Su intención era llevar a sus tres hijas, una de 2, otra de 4 y la mayor de 8 años a casa de su suegra, pues su esposa está en Tijuana, Baja California, y él tenía que acudir a la plantación bananera en donde labora, en su tierra Tecún Umán.

Ante la mirada de los guardias nacionales, trata de hacer tiempo e intentar convencerlos de que lo dejen pasar o que algún familiar llegue por sus menores. A diferencia de Floridalma, él no cuenta con una TVR ni otra identificación, por lo que sus esperanzas se pulverizan.

En las aguas del Suchiate fluyen las balsas, con lentitud: transportan gente y mercancía que es llevada de Ciudad Hidalgo a Guatemala, una actividad considerada fuera del marco legal pero, ante la necesidad, a las personas no les queda de otra que sortear a las autoridades aduaneras guatemaltecas, e inclusive mexicanas.

 

BALSEROS RESIENTES LA MEDIDA DE “BLINDAJE”

Para otro guatemalteco, quien desde hace más de tres décadas se ha dedicado al trasiego de personas desde su país de origen hacia México y viceversa, por medio de las balsas, la situación se agudizó desde hace al menos cinco días, y si en una jornada laboral obtenía como 300 pesos, en la actualidad no saca ni la mitad.

“Nos han afectado con esta medida (de ‘cerrar’ la frontera), porque es complicado que dejen entrar a mis connacionales, y los que logran pasar y comprar mercancías, se enfrentan a otro problema ya en nuestro país: las autoridades de la Aduana han estado más recios con los decomisos”, explica el hombre de casi 60 años de edad.

Otro de sus compañeros, quien prefiere no decir su nombre cuenta, casi entre dientes, que el grueso de migrantes que proviene de Centroamérica optó por otras rutas para seguir su camino, una de ellas la Selva Lacandona, en la parte del poblado Frontera Corozal.

Por eso, dice, en el vaivén de las balsas solo se percibe a gente que va de entrada por salida; la mayoría a comprar mercancía. Pero eso no le importa a la GN ni al Inami. De hecho, de forma constante se ve cómo las personas que se trasladan del país vecino son rechazadas, y se les invita que, si tienen un documento legal, pasen por el mencionado puente.

En cuanto una de las balsas choca contra el bordo, de inmediato un pequeño grupo de autoridades se acercan para “fiscalizar” a los viajantes; lo mismo ocurre con quienes caminan por el afluente, cuyo nivel apenas les alcanza las rodillas.

La revisión de papeles, en algunos de los casos, es solo un trámite infructuoso, pues de todos modos impiden que los vecinos ingresen a Ciudad Hidalgo, la frontera que estará “cerrada” hasta el próximo 21 de abril, como, el pasado viernes, lo anunció Garduño Yáñez en su discurso en la plaza central e Tuxtla Gutiérrez como parte del arranque del “blindaje” antimigrante.

Mientras tanto, y con el sol a plomo, otro de los balseros persuade a quienes van de regreso a tierras “chapinas”: “¡Súbanse, barato, los llevo… usted señorita, usted señora, tengo espacio!”, externa el hombre de complexión robusta, quien sostiene un largo palo que hace las veces de un remo.