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El leyendero cuenta relatos antiguos de la Comarca Minera hidalguense

El narrador cuenta las leyendas de La piedra de los compadres, La dama de la casa grande y Los duendes de la mina de San Juan

Escrito en HIDALGO el

PACHUCA.- A través de redes sociales, la Universidad Autónoma del Estado de Hidalgo (UAEH) compartió los relatos La piedra de los compadres, La dama de la casa grande y Los duendes de la mina de San Juan, narrados por el leyendero de la casa universitaria.

Soy el leyendero, quién me escucha una leyenda, traigo un titipuchal de leyendas, traigo una leyenda que ustedes no conocen”, inicia el narrador.

LA PIEDRA DE LOS COMPADRES

Esta cuenta la historia de un español y su esposa, quienes se asentaron en Pachuca y se hicieron compadres de un fraile de la región. La mujer y el religioso sostenían una relación amorosa.

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Un día fueron descubiertos por una anciana, quien huyó al caer un rayo en medio de la noche; desde entonces, se desconoció el paradero de los amantes y en el lugar apareció un monolito de piedra que visto desde lejos semejaba a dos personas abrazándose, lo que los vecinos presumían era un castigo de dios.

LA DAMA DE LA CASA GRANDE

Un conde de la región mandó rehacer un palacio entre los bosques del lugar conocido como Casa Grande, en dicha casa vivió doña María Catarina, quien vestía elegantemente, pero no se sabía quién era, pero tuvo un niño con el Conde de Regla.

Al pasar de los años, la señora se convirtió en una bruja de aspecto desaliñado y con un carácter altanero en contra de los sirvientes; mientras que su hijo se convirtió en un jorobado.

Por su humor, nadie la visitaba y luego de varios años descubrieron sus cadáveres en la casa; desde entonces se aparecen en calles de la ciudad minera, según los testigos, doña María Catarina tiene cara de calavera y llevaba a rastras a su hijo el jorobado.

LOS DUENDES DE LA MINA DE SAN JUAN

Mineros y duendes de la mina de San Juan Pachuca se hicieron amigos, a tal grado que los primeros pedían dos itacates a sus esposas, uno para ellos y otros para los duendes; y a cambio, los seres legendarios les mostraban a los trabajadores los caminos más rápidos y fáciles para llegar a las vetas de plata.

Por una huelga para exigir sus derechos, los mineros dejaron de entrar a la mina, lo que causó enojo entre los duendes. Un día uno de ellos salió y lo intentaron atrapar, pero escapó diciéndoles groserías.

Tras ingresar de nuevo a extraer los metales, varios mineros enfermaros, otros murieron, además, la plata era muy difícil de encontrar y ya no hallaron oro; según los mineros, los duendes comenzaron a jugarles bromas y a susurrar groserías dentro del yacimiento.



emh