PACHUCA.- En un campo de investigación con potencial para ofrecer nuevos tratamientos para una variedad de afecciones, desde la presión arterial alta y la diabetes tipo 2 hasta la depresión y la inflamación crónica, los científicos han estado investigando la fisiología de la inmersión en agua fría y sus beneficios.
Pero ¿por qué resulta difícil, incluso doloroso pensar bañarse con agua fría?
A lo largo de la evolución, el cuerpo ha desarrollado una respuesta al estrés que se activa automáticamente cuando está bajo amenaza para mantenerse con vida. Y resulta que el cuerpo considera el agua fría como una gran amenaza, así que activa la respuesta primaria al estrés.
Eso hace que hiperventiles, que tu ritmo cardíaco se dispare, te llenes de adrenalina y lo pienses dos veces para bañarte con agua fría.
Si bien el estrés crónico ciertamente no es bueno, evidencias indican que una ráfaga corta de estrés, la dosis correcta, puede ser beneficiosa.
Como el agua fría es una de las formas más efectivas de crear estrés a corto plazo en todo el cuerpo, es esa respuesta la que, según la investigación, desencadena los beneficios, desde la respuesta inmunitaria y las hormonas del estrés, hasta los depósitos de grasa que obstruyen las arterias.
Después de las inmersiones en agua fría, ha habido informes de aumento de los niveles de dopamina, serotonina y b-endorfina. También se han realizado estudios de casos en los que se ha demostrado que la natación en agua fría ayuda a reducir el uso de antidepresivos.
El mayor beneficio psicológico que trae tomar baños con agua fría es programar la mente para salir de la zona de confort.
Las personas son más susceptibles a superar el miedo, innovar, crecer, cambiar, atreverse, realizar una acción la cual era inalcanzable; todo gracias a vencer el miedo de meterse a la regadera.
Un estudio encontró que solo seis inmersiones en agua fría producían un efecto fisiológico que aún podía verse más de un año después.
Si lo quieres intentar, hay que ir paso a paso... o más bien, gota a gota.
Los investigadores recomiendan permanecer quieto debajo del agua fría un minuto o 90 segundos hasta controlar la respiración.
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La mejor opción es aumentar gradualmente la duración de los baños, y en principio ir añadiendo una leve cantidad de agua caliente, para no hacer tan brusco el cambio térmico.
(Fotos: Ilustrativa web)
Claramente no será muy cómodo, pero puede que resulte estimulante y eventualmente el cuerpo se acostumbra y tal vez algunos, requieran hasta su dosis diaria de bajas temperaturas.
Cuando aprendemos a lidiar con un factor estresante como el agua fría, podremos aplicar esa fuerza y concentración a otras áreas de nuestra vida. Vale la pena intentarlo.
(Con información de BBC, El Financiero, Forbes)
jgp