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“Aunque nos vean mugrosos, no somos malos”: vendedor callejero

Rafael vende peluches en los cruceros de Pachuca para para llevar dinero a su familia

Escrito en HIDALGO el

PACHUCA.- “Hace unos meses hubo mucho hostigamiento de los policías de Pachuca. Como a uno lo ven con la ropa desgastada y con polvo, te hacen menos; piensan que todos los que tenemos la necesidad de trabajar en la calle somos viciosos, pero no, muchos lo hacemos por necesidad”, expresó Rafael Nolasco.

Con dos peluches de felpa en manos, esperaba a que el semáforo ubicado en el crucero que da vialidad a vehículos entre los bulevares Luis Donaldo Colosio y Nuevo Hidalgo cambiara a rojo; mientras, contó a La Silla Rota Hidalgo algunas experiencias como vendedor callejero.

Era una tarde de frío otoño, Rafael salió de su casa como de costumbre en una colonia de Pachuca. Lo acompañaron algunos familiares para vender a los automovilistas peluches que transportaban en una bolsa grande.

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Una gorra negra que dice ‘Pinche Covid’, para cubrirse de la resolana, así como una chamarra negra, pans y tenis, su atuendo del día, que se va desgastando por los rayos del sol y el polvo.

Hace unos meses, dice, hubo mucho despliegue policiaco a fin de disuadir la presencia de vendedores ambulantes, limpia parabrisas y artistas callejeros en esta zona de la ciudad. El objetivo, según se enteraron, fue para evitar brotes y contagios de covid-19.

A él lo hostigaron. Llegaban hasta el crucero los policías y comenzaba a acosarlo:

Venía y me hacían preguntas como ‘¿qué estás haciendo?, ¿qué traes ahí?’. Yo les decía que estaba trabajando y que no estaba haciendo nada malo… pero ellos cambiaban las palabras que decía: ‘¿cómo que me estás diciendo pendejo?’, eso lo hacen para que con esas contradicciones y palabras que uno no dice te acusen de faltas a la autoridad y te lleven detenido”.

Esa vez que se lo llevaron a la barandilla. Antes lo golpearon e incluso le sumieron una costilla. Como no tenía dinero para pagar la fianza, pasó 36 horas encerrado. A la semana de aquel hecho, la necesidad hizo que volviera al crucero.

No nos vean así, como delincuentes, pues el 80 por ciento de los que trabajan en la calle lo hacemos para llevar dinero a nuestras casas, hay muchos compañeros que están casados, tienen familia. Aunque nos veas mugrosos, no quiere decir que somos malos”.

El otro 20 por ciento de vendedores, agrega “si traen problemas de adicción a alguna droga o alcoholismo, aunque detrás de eso hay problemas que traen los chavos, principalmente, ellos no necesitan ser apañados por un policía, están en la calle por algo y en eso no se fijan las autoridades”, expresó.

Antes de la pandemia, en un terreno baldío cerca del crucero, solía reunirse con un grupo de chavos limpia parabrisas que tienen problemas de adicciones. Ahí, en la penumbra de un árbol, llegaban a platicar “para que se alivianen, pues somos humanos y todos tenemos problemas que contar”, dijo Rafael.

Finalmente, el vendedor de peluches pide a los vendedores no verlos feo o discriminarlos, pues al final, como a todos, “nos ha afectado de alguna forma la pandemia y nosotros, al igual que ustedes estamos buscando un futuro mejor”, concluyó.


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