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Ale es ambulante en pandemia, aunque le dijeron que ya no caminaría

Padece diabetes e hipertensión y es población de riesgo por el Covid, pero dicha condición no le impide buscar el sustento diario con la venta de pan y galletas

Escrito en VERACRUZ el


Xalapa, Ver. - Un sombrero de paja apenas protege del sol la curtida faz de Alejandro Contreras mientras recorre las calles de Xalapa ofreciendo galletas y pan casa por casa. Cuatro años antes, los médicos le diagnosticaron una neuropatía diabética que aparentemente le impediría caminar, pero a la fecha se gana la vida como ambulante.

Proveniente de Xico, comenta que es diabético e hipertenso. Aunque es población de riesgo por el virus SARS-CoV2 señala que tiene que ganar su sustento diario exponiéndose a la enfermedad. Alejandro es parte de los trabajadores informales en Veracruz, actividad que genera el 27.9 por ciento de los empleos en el Estado.

De puerta en puerta ofrece pan y galletas tradicionales de Xico con amabilidad. Toca una o dos veces y anuncia la variedad de productos a sus clientes:

“Buenas tardes, le vengo ofreciendo como siempre rosquitas de agua, chanclitas, galletas de limón, palitos de agua, chamuquitos, galletas de naranja, panquecitos, mantecadas y empanadas rellenas de requesón”.

Alejandro, conocido como “Ale” por sus clientes, carga dos cajas repletas de pan en sus recorridos y, para aminorar el riesgo de contagio, ahora porta un cubrebocas y procura no acercarse demasiado a sus clientes.

Dos veces por semana comienza la venta desde Balcones de Xalapa, continúa por El Olmo y Xallitic, para después regresar a Xico, municipio donde el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) contabiliza 57 panaderías tradicionales, las cuales surten a decenas de proveedores y vendedores casa a casa como él.

Debido a su diabetes e hipertensión, al vendedor se le dificulta recorrer las calles, sobre todo en las primeras horas de la tarde, cuando el calor tiene mayor intensidad en Xalapa

“Como yo soy diabético e hipertenso, entonces con los calores me bajaba la energía. Le comentaba esto a mi patrón y me dijo, 'ten un carrito, lo paras ahí, le das vuelta a las calles para que no te canses tanto’; me dijeron que íbamos al gasto de gasolina 50 a 50”.

En su caso, comenta que el cambio en el nivel de riesgo del semáforo epidémico de “máximo” a “alto” en agosto y después a “medio”, en la primera semana de septiembre, mermó la venta de pan y galleta con la vuelta al trabajo de las personas en aislamiento voluntario.

“Tendrá como unos veinte días que bajó la venta como un 30 a un 35 por ciento. Yo creo que tiene que ver porque ya muchas personas se van a su trabajo y ya no se encuentran en sus casas”.

Así, de vender de entre 100 a 110 paquetes de la contingencia con la medida de “quédate en casa”, la venta disminuyó a sólo 80 envoltorios de pan y galletas en promedio por la reanudación paulatina de actividades no esenciales

“PRÁCTICAMENTE ME DESAHUCIARON”

A fines de 1993 y comienzos de 1994, “Ale” empezó a vender pan de huevo de una conocida panadería de Xico, sin embargo, en 2005 interrumpió su actividad por altibajos en su salud.

“A veces trabajaba un día, un día no y hace cuatro años los médicos de plano me dijeron que yo ya no iba a caminar, porque me dio un problema de neuropatía diabética”.

Recuerda que el dolor por la neuropatía era intenso y su esposa le apoyó con la venta de chiles rellenos y tamales con la receta tradicional de Xico.

“Mis hijos me apoyaron y llevé un tratamiento. Pero los especialistas me dijeron que yo ya no iba a caminar, (…) el endocrinólogo en el Seguro Social me había dicho: si tú sigues con tu glucosa descontrolada vas a necesitar una andadera o una silla de ruedas”.

“Prácticamente me desahuciaron, gracias a Dios mis hijos y yo nos venimos al hospital Los Ángeles a consultar con otro médico y fui a tres consultas, y en las tres consultas con medicamentos casi me gasté diez mil pesos, pero al final me dijeron lo mismo, que era irreversible el problema. Yo científicamente le pregunté a los médicos si ya no se podía hacer nada por mi situación y me dijeron que no, porque las células ya estaban muertas y era algo irreversible”, relata.

Alejandro se refugió en su casa lejos de cualquier actividad por 2 años y conforme los días avanzaron, igual avanzó su incertidumbre y creció la necesidad de volver a trabajar; aunque estaba tan débil que ya no podría levantarse de la cama para comer. 

Por recomendación de un conocido, “Ale” consultó con una practicante en medicina herbolaria, la cual le cambió la perspectiva y le ofreció solución a la neuropatía diabética.

“Me dijo: 'si usted tiene fe en Dios y en mí, el problema que tiene usted yo se lo curo', y mire, me dio terapia quiropráctica, masajes, terapias con iones, cada tercer día iba a terapia y desapareció la neuropatía”. Inició entonces un tratamiento con masajes, vitaminas y para la falta de calcio y minerales en las rodillas”.

Ante la mejora en su salud siguió visitando el IMSS y una terapeuta del Instituto, institución donde Alejandro recibe atención gracias a su hijo derechohabiente, le dio el alta para regresar al trabajo, con la recomendación y la condición de “ir despacio”.

El comerciante es consciente de que su hipertensión y diabetes lo ponen en riesgo al covid-19. Porta un cubrebocas y procura no acercarse demasiado a sus clientes, pero no hay mucho más que hacer.

En cuanto a la diabetes tipo II en Veracruz se acaban de contabilizar 18 mil 712 nuevos casos, de los cuales 7 mil 698 se registraron en hombres y 11 mil 14 en mujeres; la obesidad y una vida sedentaria son algunos de los factores que pueden provocar este tipo de diabetes, ya que las personas pueden producir insulina, pero no en las cantidades suficientes que el organismo necesita para su correcto funcionamiento.

El Boletín Epidemiológico señala que en Veracruz del 1 de enero al 31 de diciembre de 2019 se registraron 36 mil 416 pacientes con diabetes mellitus no insulinodependiente (tipo II), correspondiente a 14 mil 477 hombres y 21 mil 939 mujeres. Además, se registraron 103 personas con diabetes mellitus insulinodependiente (tipo I).

En cuanto a hipertensión, la Secretaría de Salud federal reporta que en lo que va del año en Veracruz se han diagnosticado a 23 mil 799 personas con esta enfermedad.  

Con esa cifra, Veracruz se encuentra en tercer lugar a nivel nacional debajo del Estado de México con 26 mil 41 mil y Jalisco con 23 mil 294; en 2019 Veracruz cerró con 41 mil 181 casos detectados.

En el caso de la panificadora donde trabaja, Alejandro convenció al dueño para probar suerte de vender las galletas y panes del Pueblo Mágico en Xalapa y la propuesta rindió frutos, aunque el regreso a la “nueva normalidad” implicó una reducción en sus ingresos por día.

Afirma que Xico es famoso por sus galletas, pastas y panes. De acuerdo con el último corte del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (Inegi), en el municipio funcionan 57 de las 4 mil 696 panaderías “tradicionales” en Veracruz.

“Como sé que hacen sabrosa la galleta, de esa voy a vender, porque una galleta que no le agradó a usted, no me la vuelven a comprar”, menciona.

La tradición de la panadería xiqueña contrasta con la alta marginación de la demarcación, pero Alejandro afirma que va sacando lo necesario en plena pandemia.