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Abortar en la frontera Cd. Juárez-El Paso: las dos caras de la moneda

Mientras que mexicanas cruzan la frontera para abortar en clínicas legales, estadounidenses compran en Chihuahua medicinas para inducirse el aborto

Escrito en ESTADOS el

CIUDAD JUÁREZ.- Lucero manejó por el Puente de Córdova-Las Américas sola. Los calambres en el vientre -que el personal de la clínica de abortos le dijeron surgirían- ya comenzaron a hacerse sentir.

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Detrás tenía El Paso, Texas, donde a los 23 años acababa de tener un aborto en la clínica Hill Top Women’s Reproductive Clinic. Por delante tenía a Juárez, su ciudad natal, donde se considera delito tener un aborto.

Lucero había considerado volar a la Ciudad de México. Era 2017 y en la capital los abortos son legales desde hacía una década, pero tuvo que sopesar los costos: dos boletos de avión, el costo de alimentación y albergue –además de tener que explicar su repentino viaje–.

Mientras tanto, narra un reportaje de La Verdad, el viaje en auto a El Paso le podría tomar media hora. Con su visa de turista, podía entrar a Texas sin problema. Estaría de vuelta en casa el mismo día sin que nadie supiera lo que había hecho.

Al cruzar la frontera para entrar a Ciudad Juárez, se agudizó su temor. “Pido, por favor, que esto no ocurra”, recuerda haber rezado, preocupada por desmayarse o por sufrir una hemorragia, lo cual le obligaría ir a un hospital, donde no podía fiarse de la confidencialidad entre el médico y la paciente. Cualquiera que se diera cuenta que hubiera tenido un aborto podría reportarle a la policía. “¿Y si me descubren?”.

Si bien Lucero se dirigió al norte para tener el aborto, muchos residentes de El Paso se dirigen al sur. En Juárez, encuentran acceso barato y fácil al medicamento misoprostol, que induce el aborto, y que se vende sin receta médica como tratamiento para las úlceras en cualquier farmacia. Es una solución para las que optan por tener un aborto sin recurrir a una clínica, ya que las restricciones legales en Texas, cada vez más estrictas, dificultan el hacerse el procedimiento en muchas clínicas.

CERRADO POR PANDEMIA

En la región del Paso del Norte, las fronterizas de ambos lados del río Bravo por décadas han recurrido al lado opuesto de la frontera para poner fin a los embarazos, con circunstancias que no siempre tienen a su disposición en casa.

Ahora, sin embargo, las juarenses deben buscar en otra parte. Sigue cerrado el cruce terrestre a Estados Unidos para la mayoría de los mexicanos, y esta primavera, El Paso perdió su última clínica para abortos.

Las consecuencias de la imposibilidad de tener un aborto en El Paso, junto con el cierre de la frontera de EU en la era de la pandemia, han repercutido en la otra orilla del río Bravo.  En los 15 meses en los que la clínica de Planned Parenthood en El Paso ofreció servicios de aborto, aproximadamente un 3% de sus pacientes provenía de México, indica. Pero la ciudad texana ya no ofrece acogida a las personas como Lucero, quienes antes cruzaban la frontera para tener abortos sin temor a repercusiones legales.

Mientras tanto, pronto las residentes de El Paso podrían valerse hasta más de Juárez para conseguir las píldoras para el aborto.

El 1 de septiembre, una nueva ley denominada “Texas Heartbeat Act”, prohibirá que las clínicas del estado realicen abortos a unas seis semanas después de concepción —tan pronto como se detecte actividad cardíaca en el embrión, y antes que muchas sepan que están embarazadas—. Con la reducción en el acceso al aborto, habrá más residentes de El Paso que opten por cruzar la frontera.

EL INTERCAMBIO EL PASO-JUÁREZ

Al cruzar a pie el puente Paso del Norte, del centro de El Paso hacia Juárez, “lo primero que se ve es un bar, otro bar, una farmacia, bar —tal vez uno que otro buen restaurante—”, dijo Lina-María Murillo, profesora asistente en la University of Iowa, quien investiga la historia de la atención médica reproductiva en la frontera. En Juárez, un buen número de farmacias vende misoprostol, un medicamento que induce el aborto, en cajas de 28 píldoras que cuestan unos 20 dólares.

Lo que esto nos dice es que durante mucho tiempo el aborto ha formado parte principal de la economía de la salud de la región fronteriza”, dijo Murillo. “Las personas de la región fronteriza van a México para servicios dentales, para chequeos médicos –el aborto claramente es una parte de un régimen de atención médica–

Si bien en Chihuahua es ilegal usar el misoprostol para interrumpir un embarazo, se vende sin receta médica en las farmacias mexicanas, para tratar las úlceras.

En las comunidades fronterizas de Texas, por mucho tiempo las personas se han encargado de sus propios abortos a tasas más altas que el resto del estado y el país. Una encuesta a nivel estatal de clínicas de aborto encontró que un 12% de sus pacientes, que residen a lo largo de la frontera entre Texas y México, en algún momento intentó encargarse de su propio aborto —en comparación con un 7% de las pacientes por todo Texas, y un 2.6% a nivel nacional—.

Esta práctica ha comenzado a afianzarse a nivel nacional. Cuando alguna vez los abortos, más allá de un entorno clínico, suscitaban imágenes de ganchos y remedios populares peligrosos, ahora la práctica se ha vuelto más segura y efectiva con el aumento en el uso de las píldoras que inducen el aborto.

LA PENALIZACIÓN EN CHIHUAHUA 

Incluso después de su aborto, Lucero temía que su familia se enterara. La mujer sentía que no solo había cruzado una línea geográfica para tener el aborto; sino que también había cruzado una línea moral.

“Yo sabía que hacía algo ilegal en México y que había mil razones por las que podría ir a la cárcel”, dijo Lucero.

Desde el 2013, 10 personas en Ciudad Juárez han sido acusadas por interrumpir ilegalmente un embarazo, según información de la Fiscalía General del Estado de Chihuahua. Solo uno, en el 2018, resultó en una condena de 32 meses de prisión.

De acuerdo con información publicada por el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública, nueve denuncias de presuntos delitos relacionados con el aborto en Chihuahua se registraron en 2020 y tres, en 2021 con datos actualizados a junio.

Este contenido fue producida como parte de Puente News Collaborative, una asociación binacional de organizaciones de noticias en Ciudad Juárez y El Paso, de la que forma parte La Verdad


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