“El agresor tiene que arrepentirse toda su vida de haberte atacado”.

Hace un año, recuerda Nash que caminaba por el Metro Tacuba, en la delegación Miguel Hidalgo en la Ciudad de México, donde apenas hace un mes, el lugar fue el escenario de una balacera que dejó un menor de 14 años muerto. Nash caminaba cuando un sujeto le arrebató la bolsa que llevaba. Ella corrió tras él para intentar capturarlo. No lo logró, pero la seguridad la impulsó a realizar ese acto, casi suicida, en un país donde las cifras sobre la violencia hacia la mujer van en aumento.

La seguridad de Nash fue consecuencia luego de años de un entrenamiento de autodefensa feminista.

Una defensa con perspectiva de género

Esta defensa personal, a diferencia de la tradicional, se practica desde una perspectiva de género, exclusivamente para mujeres.

“Cuando hablamos de una defensa personal para mujeres estamos hablando de técnicas herramientas y estrategias que funcionan específicamente en esos cuerpos que son atacados de otra manera”, explica Sabina, instructora de Comando Colibrí.

La defensa personal tradicional proviene de contextos específicos, generalmente pensada para hombres, con instructores hombres, que se utilizaban principalmente en el Ejército o cuerpos policiacos. Está pensado para hombres cuyas agresiones son distintas.

La defensa femenina lleva estos ataques a contextos de violencia en los que se enfrentan las mujeres todos los días, ya sea en el transporte público, en la calle o en eventos específicos.

Sabina explica hace hincapié en que las mujeres sufren otro tipo de violencia cotidianamente “cuando estamos hablando de mujeres, llega un coche se bajan tres tipos, te agarran, te suben a coche y te desaparecen”.

La escuela de Defensa Personal de Comando Colibrí es una iniciativa de mujeres para mujeres y otros cuerpos en peligro, con el fin de prevenir la violencia contra la mujer.

“Lo que hacemos en Comando Colibrí es practicar desde herramientas específicas para identificar amenazas y cómo escapar de la manera más eficaz de esas amenazas; y si es necesaria la confrontación física, qué movimientos podemos usar para poder causar daño suficiente para poder escapar”, dice Sabina.

Un proceso de sanación

La violencia hacia la mujer en el país ha ido en aumento. No solo en números de feminicidios, sino en otros delitos que atentan contra la integridad como el acoso, el hostigamiento, el abuso sexual y los intentos de secuestros.

En la Ciudad de México, la Procuraduría General de Justicia informó que del 30 de enero al 11 de febrero se iniciaron 48 carpetas de investigación por ilícitos cometidos en el Metro, de las cuales 45 fueron por intento de secuestro, principalmente a mujeres.

Para las chicas que han sido agredidas de alguna forma y que asisten a las clases también ha resultado como un proceso de sanación. Aprenden a saber qué hacer luego de pasar una experiencia de violencia.

Saber algo tan sencillo como desviar un golpe les da una paz y tranquilidad y de que ya no se sienten indefensas. “Ya tienen una noción de saber qué hacer”.

Empoderamiento corporal

La defensa feminista también ha significado un empoderamiento corporal. Surge desde una perspectiva de género ante la violencia contra la mujer en el país. 

“Desde pequeñas, a las mujeres siempre nos hacen creer que no se tienen fuerza física para defenderse y al practicar defensa feminista se dan cuenta que no es así y se dan cuenta que pueden hacer un chorro de cosas con su cuerpo y ocuparlo como una herramienta de defensa también”, explica Sabina.

“Las chicas salen con mucha confianza, no solo para una defensa física. También aprenden a marcar límites con los hombres. Aprenden a decir NO con los papas, tíos, novios etc.”

Además las mujeres también aprenden a cómo documentar una legítima defensa que ayude en el proceso judicial contra el agresor.

Nash, quien tiene ya varios años practicando la defensa feminista, y además también se ha convertido en instructora,  asegura que el entrenamiento le ha dado mucha seguridad.

“Los reflejos me han salvado de un par de situaciones”.

“No sólo físicamente, te sientes mejor emocionalmente; te fortalece mucho. Te da muchísima seguridad. Básicamente mucho poder. Te sientes más empoderada”.

"Perdamos o ganemos, le vamos a mostrar al agresor de qué materia está hecho el infierno".