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Instituto Nacional de Pediatría: cirugías y consultas, a la baja y familiares de niños, angustiados

Las cirugías con hospitalización también han ido a la baja de 2016 a la fecha, en ese año se realizaron 3 mil 737 intervenciones, en 2017 disminuyeron a 3 mil 627 y en 2018 llegaron a su menor cifra 3 mil 276

Escrito en ESPECIALES LSR el

“Sí tenemos Seguro Popular, pero a mi hija le dijeron que eso no alcanzaba aquí. El niño ya urgía, porque ya se le estaba haciendo gelatinoso lo del tumor”, dice María Ana de Jesús Magallán, a quien le preocupa la salud de su nieto que está internado en el Instituto Nacional de Pediatría.

Una de las bancas que está afuera del hospital es el lugar donde se resguarda del sol del mediodía, un lienzo amarillo con la figura de un gato es lo que está bordando para matar el tiempo o para evitar la preocupación que siente por su nieto Óscar Daniel, quien a sus 10 años enfrenta por segunda vez un tumor que le atacó el fémur.

“En diciembre me lo operaron del fémur derecho porque tenía un tumor y ahorita lo van a volver a operar porque no quedó, se le movió el clavo y se lo van a volver a cambiar”, relata María, originaria del estado de Puebla.

Comenta que primero fueron al Hospital del Niño Poblano, pero allá les daban una cita para atenderlo mucho tiempo después aunque el niño ya rengueaba. Esta situación los trajo a buscar ayuda en la Ciudad de México, acudieron al Hospital General, pero de ahí los enviaron al Instituto Nacional de Pediatría.

María segura que han atendido muy bien a su nieta, aunque ni los doctores se explican por qué se le movió el clavo tras la primera intervención. Lo que les han dicho es que quizá fue por un descuido cuando empezó a caminar y por eso se lo van a cambiar. 

Aunque ella y su familia están afiliados al Seguro Popular, cuando acudieron al Instituto les indicaron que no cubría este tipo de problemas de salud, por lo que se vieron en la necesidad de pagar por la atención. 

“El Seguro Popular, como le diré, ese nada más nos sirve como para una gripa, pero ya para otra cosa no. Menos en estudios y eso, como que no. Y siempre, porque yo he estado enferma y he ido, así me recetan los estudios y voy y al centro de salud y me dicen: ‘No, que esto nada más es para embarazadas, no es que esto es para los pacientes que están internado. Hay que buscar y luego a veces por eso no se cura uno. ¿Por qué? Porque no lo tiene uno y a veces hasta se muere uno porque no tiene uno la atención ni los recursos, la verdad”, declara María. 

Señala que el costo de la cirugía, de las consultas y de los estudios ha sido mínimo, pero para la intervención su hija y su esposo tuvieron que conseguir dinero para comprar el clavo, el cual dice que les costó menos porque en el Instituto les indicaron a dónde podían adquirirlo.

“Tuvimos que conseguir el dinero, todavía debemos, lo estamos pagando poco a poco, porque el niño no se tenía que quedar así. Tuvimos que pedir con los vecinos y nos prestaban que mil, que 2 mil, que 3 mil pesos y la verdad sí ajustamos ese dinero. Ahorita mi yerno está trabajando duro, a veces día y noche, aquí en la central (de abastos), para que se pague ese dinero”, expresa.

A María le preocupa que su nieto no vuelva a quedar bien con esta segunda intervención quirúrgica, aunque destaca que tiene mucha fe en que todo saldrá bien. A eso se suma otra preocupación, la incertidumbre de no saber dónde pasar la noche, sus opciones eran un albergue o ir hasta Nezahualcóyotl hasta la casa de un familiar, por eso cargaba una maleta, su compañera en esta espera.

Pediatría trata de hacer lo mismo con menos recursos

El Instituto Nacional de Pediatría recibió para 2019 un presupuesto de  2 mil 138 millones 340 mil 831 pesos, 284 millones 512 mil 239 menos que en 2018, cuando se le asignaron 2 mil 422 millones 853 mil 070 pesos.

Su presupuesto ha tenido altibajos, ya que disminuyó de 2015 a 2016, de  mil 908 millones 930 mil 219 pesos a mil 813 millones 294 mil 145, pero después aumentó a 2 mil 171 millones 802 mil 254 pesos en 2017 y volvió a subir para 2018.

En mayo pasado, cuando la Secretaría de Hacienda congeló 2 mil 400 millones de pesos a los Institutos Nacionales de Salud, recursos que después fueron liberados, el Instituto Nacional de Pediatría destacó que requería de “la asignación de los recursos necesarios e indispensable para la operación y funcionamiento de la institución por un monto de 492 millones de pesos.

“Garantizar las ampliaciones presupuestales para cubrir los compromisos adquiridos durante el año”, añadió en sus necesidades de operación en Instituto.

Esta falta de recursos ha afectado algunas áreas del Instituto, de acuerdo con datos que obtuvo LA SILLA ROTA con base en la Ley de Transparencia. El número de cirugías ambulatorias disminuyó en los últimos dos sexenios, por ejemplo, en 2006 se realizaron mil 950, mientras que en 2018 fueron mil 651, es decir, 299 menos.

Sin embargo, el año en el que se llevaron a cabo menos intervenciones quirúrgicas fue 2017, ya que se hicieron mil 598, 352 menos que en 2006. De acuerdo con los datos del Instituto, hasta abril de 2019 se habían realizado 529 cirugías de este tipo.

En tanto, las cirugías con hospitalización también han ido a la baja de 2016 a la fecha, ya que en ese año se realizaron 3 mil 737 intervenciones, en 2017 disminuyeron a 3 mil 627 y en 2018 llegaron a su menor cifra porque solamente se hicieron 3 mil 276. En los primeros cuatro meses de este año se han hecho mil 064.

Las consultas de Urgencias disminuyeron también de 2015 a 2018, ya que pasaron de 38 mil 956 a 35 mil 832 en ese periodo, esta última cifra de similar a la que se registró en 2006, cuando se otorgaron 35 mil 682 consultas en el Instituto.

Mientras que la atención en Consulta Externa tuvo un repunte, en 2015 se brindaron 125 mil 303 consultas; en 2016 fueron 129 mil 300; en 2017 se registraron 127 mil 005, y en 2018 el número aumentó a 146 mil 243

“Si hay que pagar mucho, la atención se interrumpe porque no hay recursos”

En las bancas que están en la explanada del Instituto Nacional de Pediatría se puede ver a algunos niños jugando así como a familiares preocupados por sus pacientes. Uno de esos rostros el de Norma Cerquera, quien espera a que salgan su nuera y su nieto de la consulta.

El menor de siete años es atendido en este lugar desde hace cuatro años, ya que tiene un problema de nacimiento que le afectó su coordinación motriz. Además, le hicieron una intervención quirúrgica por un problema testicular que presentó.

Al ser cuestionada sobre cómo ha sido la atención que le han dado a su nieto, Norma responde en que de parte de los médicos y enfermeras el servicio ha sido bueno, pero hay algo con lo que no está de acuerdo: “Lo único que no me agradó mucho fue la atención de trabajo social con mi nuera, ya que mi hijo  no tiene un trabajo formal, él es mototaxista, no tiene un sueldo, gana muy poco dinero y la trabajadora social, a su parecer, le puso nivel 2 y eso ha dificultado un poquito pagar los estudios del niño”.

Relata que hace algunos días tuvieron que realizarle una resonancia magnética que les costó mil 95 pesos, cifra que para ellos representa un gasto importante porque su hijo gana en promedio 120 pesos diarios.

Norma comenta molesta que no entiende por qué la trabajadora social les cambió el nivel en el estudio socioeconómico, aunque atribuye esa modificación a que en las preguntas que le hicieron  su nuera dijo que vive en la casa de sus papás, quienes la apoyan económicamente a veces.

“En eso justificó la trabajadora social para justificar que no le podía dar un nivel 1, puesto que tenía apoyo de los papás y de nosotros los abuelos. Aunque yo no sé en qué se basó si realmente el que está ahí cubriendo todo es mi hijo”, destaca esta mujer que viene desde el Estado de México.

Existe otro tema que le preocupa a Norma, los cambios que ha dicho el presidente Andrés Manuel López Obrador que va a hacer en el sistema de salud, ya que ella destaca que como no son derechohabientes no tiene claro cómo les va a afectar o a beneficiar.

“Nosotros tenemos Seguro Popular, pero hay muchas cosas que no alcanza a cubrir o que si lo cubre las trabajadoras sociales no informan”, lamenta Norma, quien enfatiza: “Ya el hecho de tener a un familiar enfermo ya es un peso bien grande, pero si encima de eso hay que pagar mucho, a veces la atención se interrumpe debido a que no hay recursos”. 

AJ